Después de un año casi, he vuelto a Granada. No puedo dejar de volver. No creo que lo haga nunca, aunque no vaya a vivir nunca en esta ciudad. Quizás en otra vida.
Ha sido un gran fin de semana, con una sorpresa inicial que no me esperaba. Debo reconocer que subestimé a mis amigas Isa y Pili y me recibieron vestidas de góticas ( ropas que le sientan muy bien ), cosa que dije días antes que no serían capace. Mi cara de sorpresa fue mayúsculo.
Debo agradecer a Alfonso, Isabel y Pilar que me hayan acompañado durante tanto tiempo el fin de semana. Nos reimos bastante y es que los cuatro juntos es como mezclar dinamita y nitroglicerina en una coctelera.
Debo agradecer a Inma, por acogerme siempre en su casa y de darme de comer, tan amable ella, y es que para mí es como una hermana mayor, siempre escucho con atención sus consejos y sus anécdotas. Lástima que no se deje hacer fotos.
Después de muchas veces "intentándolo", conseguí ir en un fin de semana donde hizo un sol radiante y azul, y para no hacerle un feo a maravilloso día me dí un pequeño paseo de cinco horas, llegando hasta el mirador de San Nicolás, como siempre, pero esta vez un poco diferente, ya que como he dicho he podido disfrutar de la vista sin una sola nube en el cielo.Por la tarde, quedé de nuevo con Pili, Isa y Alfonso y tuvieron el detalle de llevarme a Santa Fe, cuna de los piononos, pudiendo probar los mejores de mi vida. Entre risas y "música con sentimientos" me llevaron al mirador de San Miguel alto, si no recuerdo mal, quedándome maravillado al ver la vista mas extraordinaria que he podido ver de Granada. No podré olvidarlo en la vida ( gracias mil ).
Y después a disfrutar de las tapas, charlando con los amigos. Y es que, para mí, es uno de los mayores placeres de la vida. Poder tomarte algo con los amigos.
El Domingo, mas pausado y con la cuenta atrás, esperando a Pili, tomamos unas tapas y después, los cuatro juntos a tomar mas piononos y helado con café ( ay Alfonso, las mezclas que me haces ). Pudiendo estar unas dos horas con Inma charlando, ya cogí la mochila y me dirigí a la estación, con la música siempre acompañándome. Me sorprendió el hecho de que el tren de vuelta estuviese medio vacio, aunque claro, como en este país es un deporte nacional el coger puentes....
Muchas gracias por este fin de semana a todos los que me acompañaron. No pienso tardar otro año en volver a mi Granada.
